El quebrantahuesos evoca siempre sensaciones puras de supervivencia y naturaleza salvaje, dos de las cualidades que te acompañarán si alguna vez te embarcas en los míticos 205 kilómetros de la Marcha Cicloturista Internacional Quebrantahuesos 2008, celebrada el pasado 21 de junio en la localidad oscense de Sabiñanigo y que este año cumplía su mayoría de edad (XVIII edición).
Puertos míticos de la Vuelta y el Tour, como el Somport, Marie Blanche y Portalet nos esperaron con paciencia por un recorrido de espectacular belleza que, por si sólo, es todo un atractivo cultural y natural.
Sobrecoge en esta marcha la multitud de público congregado, animando a lo largo de todo el recorrido (¡¡¡Bravo de veras por tod@s vosotr@s!!!) y la impoluta organización de un evento que aglutina a más de 8.000 cicloturistas…
Además, resulta especialmente atractivo la elección de un recorrido que serpentea entre Francia y España dejándonos admirar algunos de los tesoros del Pirineo Central. Picos señeros, como el Midi d’Oiseaux, adornan con su inquietante presencia un recorrido que este año se hizo especialmente duro por el calor asfixiante.
Días antes de la carrera, seleccioné minuciosamente el material que iba a utilizar y fui descartando aquello que suponía accesorio. Como podréis ver en la foto de material que hice, llevé un equipo de lo más variado pero compacto, en el que encontrais desde geles energéticos hasta manguitos, multiherramienta o botellines para hidratarnos por el trayecto.
Toda estrategia es poca para un recorrido ciclodeportivo duro como pocos, con puertos de primera entidad, vertiginosos descensos, peligrosos pelotones con montoneras… En realidad es una especie de senda plagada con trampas en la que si bajamos la guardia podemos encontrarnos con tremendas ‘pájaras’ y ‘hombres del mazo’ (como diría Perico…).
Nada más salir de Sabiñánigo a las 7:30 de la mañana, las grupetas empezaron a tirar como locas a 60 km/h, como una estampida de búfalos hasta la base del Somport, el primer puerto de la jornada que todavía había quien se permitía subirlo ‘hablando’.
Nada más coronar Somport se sucedió un rápido y largo descenso hasta pasar a Francia para encarar la segunda trampa mortífera del día: Marie Blanche. Y digo letal porque no tengo dedos en pies y manos (todavía soy afortunado poseedor de veinte) para contar el número de personas que tuvieron que bajarse literalmente de la bici por las rampas y el calor con el que nos recibió esta ‘dama blanca’.
Superado el segundo escollo y tras otro fugaz descenso nos encontramos con el interminable Portalet, un puerto con rampas constantes y sostenidas ideal para subir a ritmo. Una vez arriba la marea humana y los gritos cruzados de ánimos en varias lenguas conseguían espolearte hacia la última tachuela a ‘sólo’ 30 kilómetros del final: la Hoz de Jaca. Una breve y explosiva sucesión de cuestas a la que es conveniente llegar con fuerzas para coger con moral el rápido descenso por el Valle de Tena hacia la meta: Sabiñanigo.
Una vez acabada la prueba, sanos y salvos, brindamos con cerveza (sin alcohol) por todos aquellos que seguís(seguimos) teniendo sueños y os preparáis para ellos. Da igual si es una corta carrera a pie o un ultramaratón, lo importante es sentirse libres (aunque sea sólo unos minutos).
lunes, 23 de marzo de 2009
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